martes, 13 de mayo de 2008

La Piovera, Madrid

Es mi barrio. Y el lugar donde finalmente hemos asentado el estudio. El único en el que puedo sentir algo cuando hablo de "estar en casa", si esa expresión tiene algun tipo de sentido. Junto a Javi Castiñeiras (batería) que es alguien al que llevo viendo desde que tengo 13 años y Teresa Carrasco, mi casi hermana y con quien prácticamente me he criado. La decisión de volver a la Pio para montar el estudio no se limita a lo práctico, además se trata de poder recuperar esa parte tan mía que supone haber crecido en esa burbuja llena de árboles, donde a lo mejor, y sólo a lo mejor, he vivido una adolescencia privilegiada. Con veranos cuya máxima preocupación era saber quién era el chico que me gustaba o en qué piscina íbamos a quedar. En casa de quien íbamos a pasar el finde porque los padres de quien fuera se habían ido al campo o en donde haríamos la barbacoa. Aunque fuera al exterior, en el descampado, con la excusa de vivir con plena intensidad la noche veraniega de las estrellas fugaces. Y esos besos, apasionadamente etílicos. De quinceaños terriblemente excitados. SSSShhhh. La adolescencia que se va y vuelve. Y le da por aparecer en los momentos más impredecibles.

p.s. y además, es verano, casi ya. Dentro de unas semanas, podremos combinar el curro fuerte con un bañito en la piscina. Ganas.

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