lunes, 31 de agosto de 2009

damien hirst y la muerte


"Requiem, White Roses and Butterflies" -2008-.

Damien Hirst ha trabajado durante muchos años alrededor del concepto de la muerte. Con residencias entre Inglaterra,-una maravillosa casa situada en la campiña de Devon-, y Méjico, contrasta las visiones en torno a la muerte de ambos países en una estupenda entrevista publicada en Monopol hace unos meses. Por otro lado, y sin realmente haber sido nunca una particular fan de Hirst hasta este año que ví una serie suya de litografías de mariposas en ARCO - simples, sencillas y perfectas en el equilibrio de colores y como opinión personal, mucho más centradas en la búsqueda de esa “esencia/verdad” que gran parte de la parafernalia en la que ha estado concentrado durante los 90 y principios de 2000-, hace unos meses en Londres conocí a uno de los múltiples ayudantes que trabajaba para él en su estudio y me aclaró la razón verdadera por la que el artista inglés tiene como lugar oficial de residencia el país mejicano. Su interés por la taxidermia, prohibida en el Reino Unido y legal en Méjico, es lo que impulsó ese cambio que le ha permitido durante anos desarrollar su obra sin que lo metan en la cárcel. Hirst me parece un personaje interesante y muy inteligente que ha conseguido marcar las pautas del mercado actual con su forma de trabajar. Y lo cierto es que su obra más reciente me resulta bella, simplemente ehrlich. Puede quizás que tenga que ver con el hecho, como reconoce en la entrevista, de haber salido de todo el follóndelmundodelartecontemporáneo–drogas+alcohol+petardeo- y esté concentrado en mejorar como artista y ser padre, sin preocuparse más por el devenir del mercado. Un gran trabajo publicado por Jenny Schlenzka. La versión online completa la podeís leer aquí. Por si acaso, ahí dejo aquí un pequeño fragmento traducido.

"Señor Hirst, su trabajo para mí es un contemporáneo Memento mori. Permítanos hablar primero sobre la muerte.
-Ante la muerte uno se encuentra totalmente solo ¿no es así? O como decía Samuel Beckett: “La muerte no nos reclama más que el día en el que debemos irnos con ella”. Esta frase siempre me ha encantado. Uno no puede planear su muerte. Es como si fuera una sombra enorme. Yo sin embargo creo que en la escuela también se debería aprender algo sobre ella, una hora por semana, por ser algo que también forma parte de la vida.

Es algo con lo que tenemos un problema.

-Un verdadero problema. Yo tengo una casa en Méjico, y allí, el hecho de que la gente conviva con el pensamiento de la muerte en su rutina cotidiana les permite ser más felices. Aquí nunca hablamos de ello. Uno puede tener pescado o carne encima de la mesa, -aún cuando preferimos comer el pescado sin la cabeza-, y cuando uno dice: “hey esa gallina estaba ayer corriendo por el corral”, la gente se pone como loca. Intentamos ignorar la muerte y esconderla de nosotros. Pero precisamente como artista es algo que no debes hacer.

Cree por tanto que se establece una relación en las sociedades de que cuanto más avanzadas son técnicamente y a nivel comodidad más se olvida de que la muerte es algo que sucede a diario?

-Efectivamente. Muchas personas, sobre todo en USA, tienen la sensación, de que la autoconfianza supone una buena manera de ir en contra de la muerte. Menuda tontería.
Como la creencia que existe también de que más tiene que ser mejor: más grande, más joven, fuerte, y una vez que consiguen un volumen 20% mayor en todo, aparece esta mierda.

Y con sus hijos, ¿habla con ellos sobre la muerte?
-Sí, claro. Lo curioso es que los niños no sospechan nada de ella. Tú extrañas tu niñez, y cuando tienes niños, es como si fuera un puzzle, aparecen esas cosas en las que hacía muchísimo no habías pensado. Anudas tus propios recuerdos a través de sus vivencias. Yo le pregunté a mi pequeño Cassius- tiene siete ahora- : “Qué piensas tú de la muerte?”. Y él contestó : “Qué piensas tú de ella?”.

Y que contestó usted?
-Pues me reí. Y le dije que a mí la muerte no me gusta. Que la maldita todavía no me gusta!

Pero es también es cierto que se trata de una temática que usted ha utilizado mucho. Pienso ahora en el tiburón en formol o en la cabeza de vaca muerta comida por las moscas. Repugnante y atractivo a partes iguales.
- Para mí siempre ha sido totalmente evidente el hecho de que la gente no quiere pensar acerca de la muerte. Y para conseguirlo, deben ser seducidos. Para ello es necesario trabajar un lenguaje visual determinado. A menudo es el lenguaje relacionado con el pecado el que consigue que la mierda corriente sea comprada, y se llama publicidad. Funciona como un reflejo “pawloscher”. Necesitas una estrella roja que se ilumine, y todos miran hacia allá. O escribes “Rebajas” encima de algo. Con los colores adecuados y algunos trucos ópticos puedes conseguir que los hombres lleguen a hacer determinadas cosas".

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