lunes, 7 de diciembre de 2009

london´s creative office


en los momentos en los que la cabeza supuestamente deja de funcionar, -de pensar, de aclarar preguntas mediante respuestas que lo único que aportan son ruido-, sucede que en esos ínfimos apenas microsegundos, las cosas se muestran tal y como son: simples, sencillas y todo parece tener sentido. tras el blanco llegan unas imágenes llenas de luz, el sí de un todo imaginario, autónomo, naturalmente armónico. es entonces cuando llegar a la recepción supone, todavía con los pies descalzos, pedir con prisa un bolígrafo en el mostrador, kannst du mir bitte einer kuli leihen?, y dibujas unos esbozos -rapidos-sencillos- sobre el papel verde fosforito que se amontona en precisos taquitos sobre el mostrador. la primera imagen visual que llega al cerebro como idea y debe tornarse realidad queda plasmada así para poder trabajarla más tarde con el equipo de gente adeduado. a veces necesitas un papel, otras has necesitado un contestador de un teléfono. en saint martins la conversación gira en torno a ese proceso abstracto, cómo trabajas las ideas, como llegan, se establecen, con cuales te quedas? cuales sabes que debes desarrollar? cosa que me agradó infinito, pues lo cierto es que lo único que obtienes de esos momentos de lucidez es un boceto sobre un papel verde, dueño de movimiento propio en tu cabeza. otra parte de ese proceso es que llegue a hacerse realidad. eso la vida lo decide, si se dan los equipos adecuados, si se dan los tiempos, si, en definitiva, debe llegar a ser real.

un papel verde fosforito. y un boli prestado.
sin los momentos de luz no son más que eso. un papel verde y un boli prestado.
con la luz hay sin embargo una idea. tantas cosas por hacer.
respiro.
buenas noches.

p.s las astillas del lenguaje haciendo daño. me trabo, lamento los tijeretazos en el ritmo. mañana intento editar. hoy bin ich schon zu müde.
ps.2. mañana recojo new fotos.

Archivo del blog