sábado, 24 de julio de 2010

tarde de verano en madrid, luz

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no sabía que algo tan simple como la luz pudiera ser echada de menos.
me encanta como pesa la luz de la tarde en madrid, como se queda sobre los árboles, medio vaga, medio árabe, medio tranquila inundándolo todo.
los reflejos que se quedan en la pared.
la luz al salir de la piscina por la tarde, y detlef que me dice, camino a casa entre los pinos, "para un momento, mira aquí", y senala un rincón del jardín, "es como la luz que utiliza Lorca diCorcia en sus fotografías". Pues sí, es cierto. Es una luz hermosa y quizás por eso llevo years sacando fotos de impresiones que deja la luz de Madrid. Como invade los interiores pese a las persianas, ventanas, cortinas. Tiene una consistencia como líquida, más agua que luz. Más agua cálida, propia, que calienta y empatiza. Que devuelve a ese ritmo del sur de Europa, en el que las tardes son infinitas y hasta casi las 11 el sol no desaparece.

No sabía yo cuanto iba extranar esas pequenas cosas intangibles, no materiales, que entran por la ventana y los ojos; que entran por la nariz y despiertan el olfato, que tocan la lengua y despiertan el gusto y los desayunos afuera, con las barritas con tomate y el café leyendo el periódico en una terraza del centro de madrid, en plaza de comendadoras, o en malasana en cualquier lugar. en ese madrid que todavía permanece auténtico y que de forma extrana, consigue mantener a sus turistas en las cuatro esquinas en las que los quiere mantener, porque el resto de la ciudad es intrincada; solo accesible para aquellos iniciados, en los que disfrutar de esos rincones claves a los que llegas como si fuera parte del final de un laberinto al que sólo tienes derecho a acceder y disfrutar cuando has pertenecido a la ciudad y la has vivido a fondo.


Hoy llueve en Munich. Tormenta de verano que trae una sensación temporal de volver al otono. Algo muy distinto, un contexto hermoso también, de otra manera, de otro modo. Llevadero porque, entre otras cosas, en dos horas en avión estoy en casa. Salgo a las 7.50 en el vuelo de iberia y a las 10 estoy en casa, con mi gente más cercana, luz, sonidos, sabores, calles y olores creando una burbuja invisible.
Protectora e imposible de romper por estar llena de esas cosas sencillas, a las que muchas veces, por la costumbre, no prestamos atención.

p.s. esta es la manera que tiene de brillar la luz en casa de amaya en una tarde de verano. Y los vinilos, y la música, y la charla con mi hermana ani, con mi hermana amaya, con mi sobrino tommy y con michael y las plantas. El lujo más puro y sincero que la vida puede ofrecerme.

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