domingo, 1 de agosto de 2010

1 de agosto 2010

el momento del día es recién
por la manana, donde apenas
hay nadie despierto, en un
domingo 1 de agosto y el
verano todavía podría recordar
a lo que es el verano y hace
calor suficiente como para
escribir en manga corta en la terraza
de casa.

detlef duerme todavía y se
escuchan los pájaros y se
ven ardillas en el jardín.
la casa del árbol, el sol
entra temprano en la terraza
y recién despierta me pongo
a escribir con un café.

en ese momento en el que
por suerte en lo único que pienso
y escucho son dos ardillas
que se persiguen rápidas veloces
en una de las copas de los árboles,
las hortensias, la que tenemos
en la terraza y los palitos de bambú
que le he puesto para que no quiebren
las ramas con el peso de las flores,
enormes, cabezas de flores diminutas de color blanco.
las flores favoritas de mi abuela phillys.
miren acá nenas, ven mis hortensias azules, abajo, paseando
por el jardín de la casa se mi papá en córdoba,
argentina, son más azules de lo normal porque
a las hortensias les gusta el metal oxidado
en la tierrita, les da más color a las flores,
nenas si encuentran latas oxidadas, traigánmelas
para ponérselas en la tierrita.
me hacen falta más palitos de bambú, una planta
hermosa la hortensia. y el cyclamen que compré
cuando vivía en haus der kunst, todavía sin
maceta y brota continuamente esas bellísimas
flores fucsias. la primavera, a la que le falta
en su maceta, todavía algo de tierra y el geranio
que me ha dejado marta latorre de regalo.

como puedo ser tan espanola flo? me decía al
colocarlo en la ventana de su cuarto, menos luminosa,
con esa luz medio grisácea,
que poco tiene que ver con el sol de su almeria natal,
bueno, un poco de alegría, mejor así.
marta también me ha dejado uno de sus cuadros de
regalo, siendo una pintora abstracta de increíble talento.
su sutileza en el dominio de los tonos cromáticos,
como usa veladuras en sus lienzos como si fuera una
discipula contemporanea de velazquez de apenas veinte
anos.
me gusta que sea mujer y joven y se decante por
los grandes formatos. "quiero sentir lo que pinto,
empaparme del cyan, escribir sobre el rojo que he sacado
mezclando el pigmento con vino".

vivir con ella ha sido
genial. me quedan sus cuadros, el geranio y una visita
pronto a mi nueva casa.

hoy me vuelvo a mudar. con detlef, a la casa del árbol.
una casa con una terraza cuya vista parece
una foto de thomas struth
y desde la que escribo ahora.
ardillas. hortensias. café.

una nueva etapa.

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